Se trata del Acta Municipal del 18 de octubre de 1918 en el que varios concejales proponen la desinfección de la ciudad a causa de la epidemia de gripe
No hay mejor manera de aproximarse al día a día de un hecho histórico, que consultar los viejos libros de actas municipales, donde se depositan las reflexiones, proposiciones y acuerdos que toman los ayuntamientos ante los problemas o retos que van surgiendo en la población
En este caso, el documento del mes, es la proposición que diferentes concejales del Ayuntamiento de Cáceres realizaron para frenar la epidemia que tantos estragos estaba causando, tanto en la ciudad como en el resto del mundo. Un hecho que nos aproxima a nuestra realidad cercana. Se trataba de una petición con diez apartados, referentes a los lugares que había que desinfectar -teatros, cafés, urinarios públicos, iglesias, escuelas o tabernas- para ello se contaba con un equipo de desinfección que le había sido cedido por el Estado y que había sido instalado en el antiguo polvorín del Paseo Alto.
Otras medidas de carácter higiénico serán la limpieza y barrido diario de las calles, o no permitir la entrada de forasteros en la ciudad sin haber sido desinfectadas sus pertenencias, en unas tiendas o barracones instalados en las principales entradas de la ciudad.
Al final, como si de un epitafio se tratase, se expone que se realicen pronto estas disposiciones “no sea que por ir con demasiada calma o algo de abandono, se haga tarde para remediar el mal”.
El presente documento del mes de junio pretende que no olvidemos nunca las lecciones del pasado, porque nos pueden servir para retos del presente. Al final la gripe del 18 provocó casi medio centenar de fallecidos en la ciudad, muchos si tenemos en cuenta que Cáceres en ese momento tenía en torno a 20.000 habitantes.